La inscripción inmediatamente después del nacimiento es un derecho humano reconocido por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. El registro constituye, además, la base sobre la que se ejercen otros derechos como el de la identidad, la nacionalidad, la familia y la protección frente al maltrato, la explotación o el abuso. La falta de registro pone a los niños y niñas en riesgo de ser excluidos del acceso a la educación, salud y seguridad social. Un niño o niña que no puede probar su identidad, nacionalidad
o incluso su edad, es más vulnerable a la negligencia y al abuso. Además, la falta de registro de una niña impide romper con la transmisión generacional de la pobreza ya que no podrá inscribir a sus propios hijos cuando los tenga, perpetuándose así la invisibilidad de los niños.

En República Dominicana, según la Encuesta de Hogares (ENHOGAR) de 2014, el 12 % de todos los niños y niñas menores de 5 años no están inscritos en el Registro de Nacimiento. En números absolutos, esto significa que 116.880 personas menores de 18 años no tienen acta de nacimiento y por tanto, el derecho fundamental a la identidad que les asiste se encuentra vulnerado, lo que les coloca en una situación de mayor riesgo de exclusión.