Este proyecto contribuye a alcanzar el ODS y Meta:
10.2 Para 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición.
ACCIÓN SOCIAL ATENCIÓN MUJERES
A raíz de nuestra experiencia en el proyecto “NicaZaragoza”, hemos podido identificar a nuevos colectivos con necesidades específicas. Nos hemos encontrado con una dura realidad, la de mujeres que han llegado solas y que se dedican al trabajo del hogar y los cuidados. Mujeres que aceptan trabajos en condiciones de precariedad, con salarios muy bajos y jornadas laborales interminables, la mayoría sin redes de apoyo. Y el hecho de que esta realidad se produzca en la intimidad de los hogares convierte la situación en invisible y hace difícil su denuncia.
El principal problema es que un gran número de ellas se encuentran en situación irregular y no tienen acceso a trabajos con contrato que les permita tener unas garantías salariales y prestaciones sociales. Y en todo caso, esta situación hace que sobrevengan otros problemas añadidos como no poder acceder a un contrato de alquiler de la vivienda, con lo que se ven abocadas a subalquilar habitaciones que en la mayoría de los casos tienen precios abusivos que acentúan su precariedad económica.
A primeros de 2020 iniciamos el proyecto de “Atención a mujeres trabajadoras del hogar y los cuidados”, con el objetivo de promover la integración de las mujeres inmigrantes que desarrollan su trabajo en el sector del empleo del hogar y de los cuidados, principalmente en régimen de internas. La principal finalidad era poner en marcha un recurso habitacional para dar alojamiento temporal y crear un espacio de convivencia y encuentro para el fortalecimiento de redes sociales y de apoyo al colectivo.
Pero llegó la Covid-19 y hubo que sumarle un confinamiento en los domicilios de más de tres meses, con lo que el trabajo del hogar y de los cuidados, tan imprescindible como mal pagado, ha sido uno de los sectores de empleo más castigado por la pandemia.
En el primer mes del confinamiento nos surgieron tantas solicitudes de ayuda que nos pusimos a buscar nuevos recursos para dar respuestas a las necesidades más urgentes. El Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación La Caixa fueron las primeras entidades en colaborar con nuestro proyecto. A ellos se unieron empresas y fundaciones privadas como Clece y Fundación Anagán. Entre todos los recursos obtenidos llegamos a entregar 80 tarjetas de 100€ para alimentación básica, 360 menús y 20 lotes de material de protección (mascarillas, guantes y geles). Esta ayuda se entregó en el periodo de abril y mayo, momento de total confinamiento.
La alta demanda de ayuda debido a la difícil situación que viven tantas mujeres, la colaboración que estamos obteniendo de entidades públicas y privadas y el gran trabajo de nuestro equipo, nos ha permitido en pocos meses de funcionamiento ampliar el proyecto. Ahora gestionamos en total tres viviendas de acogida, una para mujeres solas y dos para mujeres con familia. Por la primera han pasado en total 7 mujeres, 3 de ellas han visto mejorada su situación y ya han salido, y 4 se encuentran viviendo en ella en estos momentos. En las otras dos casas tenemos en estos momentos 4 familias que sólo llevan dos meses y medio, pero algunas de ellas ya han encontrado un trabajo y su situación empieza a mejorar también.
Además, en colaboración con la Asociación de trabajadoras del hogar y los cuidados de Zaragoza hemos realizado tres talleres de ganchillo “Tejiendo redes”, con el objetivo de fortalecer las redes sociales y de apoyo, y cinco talleres de cocina “Compartiendo saberes y sabores”, con el propósito de mejorar las habilidades y la empleabilidad de las destinatarias. Y hablando de empleabilidad, hemos ayudado a más de 50 mujeres en la búsqueda de un empleo enseñándoles a elaborar un currículum, a preparar una entrevista de trabajo y hemos establecido acuerdos de colaboración con empresas de ayuda a domicilio.
2020 ha sido un año difícil para la mayoría, pero para este colectivo ha sido especialmente duro. Particularmente, como trabajadora de Familias Unidas que he vivido muy de cerca la realidad de estas mujeres, que he oído tantas veces la frase “si yo lo que quiero es un trabajo, Pilar”, hago un llamamiento para recordar que las personas que nos cuidan, a nosotros en nuestras casas, a nuestros niños o a nuestros mayores, siguen estando ahí a pesar de los inconvenientes, y que con las medidas de protección adecuadas pueden seguir trabajando en nuestros hogares con total seguridad.
REVISTA 40 – ENERO 2021