Las pequeñas empresas son para Nicaragua un instrumento que contribuye de forma decisiva al desarrollo local y a la reducción de la pobreza. Este sector representa el 90% de las empresas del país y generan el 60% del empleo urbano nacional. La mayoría de las microempresas son proyectos sencillos, de índole muy personal, y justamente por ello son las que menos atención y apoyo reciben por parte de organismos públicos y financieros.

Desde el Centro de Formación y Desarrollo de Familias Unidas se prestan distintos servicios para que las mipymes puedan mejorar sus instalaciones y sus capacidades de gestión empresarial y manejo de microcréditos, con especial atención a aquellas iniciativas empresariales gestionadas por mujeres.

Durante 2019 se ha apoyado de forma directa a 25 microempresarias, de las cuales el 56% son madres solteras cabeza de familia, que se dedican a la actividad productiva de pulpería, (pequeñas tiendas de barrio donde se venden artículos de uso cotidiano, principalmente comestibles, muy común en Nicaragua).

Estas mujeres, además de cumplir con las tareas del hogar,también llevan a cabo una actividad productiva como es la administración de manera directa de su pulpería. Esto no es valorado por las instituciones financieras, quienes no las ven como sujetos de crédito. Para luchar contra esta desigualdad, el proyecto les ha brindado apoyo financiero y técnico para el desarrollo de su iniciativa empresarial y también, y no menos importante, para:
– El desarrollo de su propia identidad, reconociendo sus capacidades.
– El desarrollo de su autoestima, en la medida que son capaces de tomar decisiones importantes tanto familiares como empresariales.
– El desarrollo de su autonomía económica, que les permite modificar sus patrones de gasto al generar ingresos y activos propios, que a su vez repercute en el ejercicio de derechos económicos y sociales.