Hambre cero

Este proyecto contribuye a la consecución del ODS:
2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.

Garantizando la seguridad alimentaria_

En diciembre de 2023 concluimos nuestro segundo proyecto de cooperación en Haití, en la zona fronteriza con la República Dominicana. Esta vez se ha tratado de un proyecto en la comunidad de Tilory de carácter puramente agrícola, pero al igual que la anterior intervención, (que fue en Velot e incluía un componente de salud), su ejecución ha tenido un gran impacto en la comunidad. Estas comunidades fronterizas están muy aisladas, lo que se traduce en una alarmante falta de atención por parte de la administración local, con una escasa e insuficiente cobertura de servicios básicos y unas condiciones socioeconómicas de pobreza generalizada, con porcentajes de hogares pobres al 100%.

La actividad principal es la agricultura dedicada al monocultivo de ciclo corto (habichuela, maíz, yuca, gandules…). Es una economía de subsistencia donde raramente los campesinos consiguen un excedente de producción para la venta en el mercado local y transfronterizo. Las prácticas agrícolas adoptadas incluyen tala y quema, uso generalizado de agroquímicos y uso intensivo del suelo sin ninguna práctica de conservación. Todo ello se traduce en el llamado “círculo vicioso entre pobreza y degradación ambiental”: a mayor impacto negativo sobre el medioambiente menos productividad de las cosechas, lo que lleva a los productores a incrementar la presión sobre el entorno en busca de más producción, empobreciendo aún más la capacidad productiva de la tierra con un impacto directo en la disminución de alimentos e ingresos.


El proyecto responde a las políticas globales actuales  de desarrollo que instan al relanzamiento de la pequeña agricultura familiar para apuntalar la suficiencia alimentaria de comunidades empobrecidas.

Las actividades realizadas han beneficiado a 100 productores y productoras organizados en la cooperativa local COSEDET. Para Familias Unidas es prioridad trabajar con población ya organizada con altos niveles de motivación. Por un lado, permite optimizar los recursos invertidos, ya que la eficiencia de los proyectos es mucho mayor. Y por otro, sirve de efecto multiplicador para que otras personas tengan la voluntad de trabajar de forma asociada, siempre mucho más beneficiosa para el conjunto de la comunidad.

Nuestro socio local en este proyecto, JACARAFE, va a seguir prestando apoyo técnico y acompañamiento para conseguir que las futuras cosechas de las plantaciones de cacao puedan aportar el deseado desarrollo económico para estas comunidades de Haití.


Se entregaron más de 42 mil plantas de cacao, 19 mil frutales y 7,5 mil kg de semillas de ciclo corto. Se realizaron 10 formaciones en temas como elaboración de fertilizantes y pesticidas orgánicos, marco de siembra, control de plagas, creación de un fondo de semillas, rol de dirigentes de una cooperativa o gestión de parcelas de cacao y huertas.

LOS LOGROS OBTENIDOS HAN SIDO:

50 productores, (de las cuales 9 son mujeres), han iniciado un nueva producción agroforestal como es el cultivo del cacao. Se trata de un producto con un valor en el mercado mucho mayor que los cultivos tradicionales y que contribuye a invertir el proceso de degradación y empobrecimiento del suelo que se estaba ocasionando.


Paralelamente, como manera de proteger la plantación cacaotera y a la vez servir de sustento alimentario durante el tiempo que tardan las plantas en crecer y dar sus primeros frutos, se entregaron semillas de ciclo corto y árboles frutales y se creó un banco de semillas para abastecerse en las cosechas futuras.


50 mujeres productoras recibieron los insumos agrícolas necesarios para instalar 50 huertos familiares en su hogar, en aras de garantizar la seguridad alimentaria de las familias de una forma sostenible con el entorno y sostenida en el tiempo. Durante el periodo de ejecución del proyecto se han dado 5 cosechas de hortalizas diversas, un 60 % se ha dedicado al consumo propio y un 40% al mercado local, lo que ha venido a mejorar la alimentación familiar y disponer de una nueva fuente de ingresos.


Todo ello ha ido acompañado de un proceso formativo y de capacitación, tanto para la actividad agrícola y mejorar la productividad de forma ecológica, como para la parte organizativa y mejorar la gestión de la cooperativa.

REVISTA 43 – SEPTIEMBRE 2024